La Lengue Hebraique Restituáe de Frabré de Olivet, detalla ritos egipcios desde sus tiempos prehistóricos en que envolvían sus ceremonias con ocultos misterios símbolos e imaginería eslabonada por sus sumos sacerdotes, reyes y faraones de la intricada corte ritualizada por vocablos divinos y sacros no entendibles por el común del pueblo.
La Ignorancia no es imposición de la naturaleza, ignorancia es aletargamiento del ser, falto de principios y sin intereses mentales exploratorios.
Las revelaciones son dadas en los santuarios y el mayor santuario de la naturaleza está tras la piel del hombre, es el recinto del alma que entre el humo glorificante del incienso sublimiza la elementalidad de los sentidos, la virtuosidad es don recibido, cultivado y cuantificado; Un alto valor entregado en custodia por el creador de todo lo intangible: El talento.
La antigua alianza universal deidificaba a Osiris, como síntesis milenaria de ocultos secretos sellados en los labios de celosos sacerdotes.
Petra floreció entre rocas acantiladas sobre su propia arena, Grecia reto las montañas para elevarse a D´os. Los fenicios formaron Bloques de barro purificados por el fuego y cristalizados por la fe, miles de años antes; altares a dioses y tumbas de reyes fueron documentos de ritos, ocultismos y adoraciones.
La sabiduría sigue ahí, guardada entre el silencio, protegida de los trasgresores y afianzada entre el temple de los siglos.
Miles de libros de esoterismo, ocultismo y magia llegaron a chimeneas y hogueras para terminar su reposo en la paz de las cenizas, ríos de tinta destilaron de plumas y rodillos dejando su impronta sobre especulaciones y mentiras.
Magos, embaucadores, hechiceros, falsos profetas e histriónicos predicadores de milagrerías, han hecho de la nada leyendas invocando la Kabbalah y en la nada han quedado.
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