El primero conocido en el tema, ilumino el plano de la mente con obras espejos del alma.
La intensidad del color nacido de la recóndita profundidad del espíritu, policromías planas sin veleidades geométricas, en su pensamiento el academicismo, zalamero frívolo histriónico y remedado de la naturaleza, no tenía cabida. Se debatía entre la sobria solemnidad de la pureza y la pureza no tiene un color específico.

Es el oficio con que se debaten los sentimientos y se imprimen con respeto sobre la inmaculada fas de un blanco lienzo. Rothko fue un filósofo del color y del misterio.
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